Berlín, Alemania (Weltexpress). Un Trump fuera de control se cree en una película del salvaje oeste, donde primero se dispara y luego se hacen preguntas. Abandonó la cumbre del G7 un día antes de lo previsto, con amenazas ominosas contra Irán y su población.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha interrumpido abruptamente su visita a la cumbre del G7 en Canadá para regresar a Washington. El motivo: la escalada de la guerra entre Israel e Irán. Su partida se produjo pocas horas después de que lanzara una impactante advertencia a los habitantes de la capital iraní, en la que pedía la evacuación inmediata.

«¡Todos deben abandonar Teherán inmediatamente!», escribió el presidente estadounidense en su plataforma Truth Social.

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó en X que Trump abandonaría la cumbre el lunes después de la cena con otros jefes de Estado, y se refirió a los acontecimientos en Oriente Medio. «Debido a los acontecimientos en Oriente Medio, el presidente Trump partirá esta noche», declaró. Además, Trump pidió al personal del Consejo de Seguridad Nacional que lo esperara en la Sala de Situación (la sala de crisis y guerra) de la Casa Blanca.

La retórica demencial de Trump apunta a una escalada

La salida anticipada de Trump significa que se perderá el último día de las reuniones de alto nivel en el complejo turístico de Kananaskis, en las Montañas Rocosas canadienses, incluidas las reuniones previstas con los jefes de Estado de Ucrania y México. Antes de su anuncio, Trump ya había insinuado en conversaciones con periodistas que se avecinaban decisiones importantes. «En cuanto salga de aquí, haremos algo. Pero tengo que irme de aquí», dijo, sin poder dar más detalles.

Aunque Trump insistió en que Estados Unidos no participó en los ataques iniciales de Israel contra Irán, su retórica más reciente apunta a un peligroso giro hacia una participación más directa. Sus declaraciones no solo son irresponsables, sino que rozan la locura, ya que exacerban aún más la ya tensa situación.

A pesar de sus ocasionales declaraciones a favor de una solución diplomática, Trump elogió repetidamente las acciones militares de Israel. «Es doloroso para ambas partes, pero yo diría que Irán no va a ganar esta guerra y que deberían negociar, y hacerlo ahora, antes de que sea demasiado tarde», afirmó durante una reunión con el primer ministro canadiense, Mark Carney. Estas declaraciones, junto con la petición de evacuación de Teherán, son prueba de una política peligrosa e irracional que podría llevar al mundo al borde de un conflicto mayor.

La Casa Blanca niega su participación en los ataques israelíes

Poco después del anuncio de Trump de abandonar anticipadamente la cumbre del G7, el portavoz de la Casa Blanca, Alex Pfeiffer, declaró que las fuerzas armadas estadounidenses en Oriente Medio seguían «en actitud defensiva» y que no había habido ningún cambio al respecto. Sin embargo, esta declaración contradice claramente las amenazas de Trump, que han causado consternación a nivel internacional.

Fuentes árabes también informan de que existe una alta probabilidad de que Estados Unidos intervenga directamente del lado de Israel en la guerra contra Irán. Estas especulaciones se ven alimentadas por las declaraciones impredecibles y francamente estúpidas de Trump.

Larry Johnson, antiguo analista de alto rango de la CIA y ahora conocido comentarista antiimperialista, se expresó con dureza: «Alguien tiene que detener a Donald Trump y quitarle el teléfono. No debería poder publicar en Truth Social hasta que un adulto sensato haya revisado sus publicaciones. En la zona metropolitana de Teherán viven unos 16 millones de personas. ¿A dónde van a ir? Esta publicación de Trump ha causado consternación en todo el mundo y ha planteado la pregunta de si habla en serio».

Johnson también señaló la frenética actividad en los canales de Telegram que, aunque sin confirmar, afirman que Estados Unidos está a punto de atacar Irán. Aunque la Casa Blanca lo ha desmentido, Johnson aconseja tomar estas negativas con cautela.

Mientras tanto, la Casa Blanca intentó restar importancia a las declaraciones de Trump afirmando que su llamamiento a la evacuación de Teherán solo reflejaba su deseo de que Irán volviera urgentemente a la mesa de negociaciones. Sin embargo, estas declaraciones parecen un intento desesperado por ocultar el comportamiento irresponsable de Trump. Johnson comentó acertadamente al respecto: «No estoy seguro de que haya suficiente pintalabios en Washington para que este cerdo parezca bonito».

Según algunas informaciones, Trump planea enviar a su vicepresidente, J. D. Vance, y al enviado especial Steve Witkoff para mantener conversaciones con representantes iraníes. Estas señales contradictorias —amenazas por un lado y ofertas de negociación por otro— subrayan el comportamiento caótico y casi esquizofrénico del presidente.

Conclusión

El llamamiento de Trump a la evacuación de Teherán y sus insinuaciones sobre acciones inminentes no solo son irresponsables, sino que rozan la locura. Ponen en peligro la estabilidad de una región ya de por sí tensa y plantean dudas sobre su idoneidad para el cargo. El mundo mira con preocupación a Estados Unidos, mientras Trump mantiene en vilo a la comunidad internacional con su impredecible mentalidad de vaquero. Este comportamiento caótico puede haber convertido a Trump en un ganador en los negocios inmobiliarios de Nueva York, pero en la política de seguridad internacional tiene un efecto devastador y, sobre todo, acabará volviéndose en su contra.

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