Berlín, Alemania (Weltexpress). La concesión del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, líder de la oposición de extrema derecha más violenta de la Venezuela bolivariana, demuestra una vez más la hipocresía de Occidente, que en los últimos años ha sido el mayor cómplice del genocidio en Palestina y ahora otorga el Premio Nobel de la Paz a una fascista pro sionista cuyo único mérito es estar al frente de la lucha contra el socialismo. Así comienza la valoración de la decisión tomada en Oslo por la revista comunista «Contropiano» en su portal online el 11 de octubre de 2025, que denuncia que contradice de manera casi burlona las disposiciones del fundador del premio, el inventor e industrial sueco Alfred Nobel.
Según sus disposiciones, el premio debía otorgarse a la persona que «más o mejor hubiera contribuido a la fraternización de los pueblos y a la abolición o reducción de los ejércitos permanentes, así como a la celebración o promoción de congresos de paz», y que, por lo tanto, «hubiera prestado el mayor servicio a la humanidad». Desde 2023, el premio está dotado con 11 millones de coronas suecas (aproximadamente 999 000 euros).A diferencia de las otras categorías del Premio Nobel, no es una institución sueca la encargada de otorgarlo, sino un comité de cinco miembros designado por el Parlamento noruego. Por el contrario, la nueva galardonada se ha destacado en los últimos años como ferviente defensora de la economía de libre mercado por sus intentos, a veces violentos, de volver a poner al país bajo la influencia de Estados Unidos mediante golpes de Estado. Entre ellos se encuentra el golpe de Estado del año pasado durante las elecciones, que confirmaron legítimamente la continuidad del Gobierno de Maduro.
A lo largo del tiempo, ha expresado repetidamente su apoyo a una invasión del país y a las inhumanas sanciones con las que Estados Unidos intenta estrangular y matar de hambre al país. Sin embargo, estos intentos fracasaron ante la movilización de la población, que defiende en Venezuela el proceso revolucionario chavista.
En los últimos años, Machado también ha expresado repetidamente su apoyo al Estado terrorista de Israel y al genocidio que está cometiendo en Palestina. Ahora se ha caído la máscara: las manifestaciones de las últimas semanas y el movimiento mundial de apoyo a Palestina demuestran que la narrativa occidental, que pretende presentarse a sí misma como «defensora de los derechos humanos» y tachar de «terroristas» a todos los que luchan contra el imperialismo, ha perdido el contacto con la realidad.
Cada vez más, está surgiendo un nuevo mundo, de la jungla al jardín, que reconoce en cambio experiencias como la de la Venezuela bolivariana y chavista como un verdadero faro para todos los pueblos que luchan contra el imperialismo, el fascismo y por el socialismo, y este intento de mistificación seguramente no los detendrá.
